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Plaza del Carmen, un sitio muy singular

Quienes visitan la ciudad de Camagüey, aunque sean reincidentes, no dejan de sucumbir al encanto de su trazado en forma de madeja, araña o plato roto. Aún así nadie pierde la oportunidad de transitar por su centro urbano, declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad el 7 de julio de 2008.

Dentro de las 54 hectáreas que componen su centro urbano sobresale la Plaza del Carmen, construida en el siglo XIX y que fuera asentamiento de negros y mulatos. En ella todas las viviendas mantienen el estilo colonial primigenio caracterizado por quicios que las separan de las calles.

Justo en el callejón de Martí, uno de los más cortos del centro histórico, por contar solo con cuarenta pasos, se entrecruzan la calle Martí con la Plaza del Carmen. En la actualidad, el mayor encanto de esta plaza es el conjunto escultórico a tamaño natural donde la artista camagüeyana Martha Jiménez recreó la vida y costumbres de la comunidad.

El conjunto está integrado por siete esculturas, modeladas en barro, a tamaño natural mediante la técnica del molde perdido, única de su tipo, según ha confesado la afamada artista. A Martha le gustaría incorporar el elemento agua dentro de una fuente.

Ahora, como parte del Programa Ciudad 500 iniciado en el año 2007, y cuya primera etapa concluyó precisamente el 2 de febrero de 2014 cuando se celebró el aniversario 500 de la Villa, las obras de Martha serán fundidas en bronce, gracias al apoyo solidario de la fundación Caguayo.

DENTRO DEL TALLER DE MARTHA

Frente al conjunto escultórico se ubica el taller de la artista, un sitio muy especial y acogedor, por el aura que de él emana. Así lo han confesado personalidades como el doctor Eusebio Leal, historiador de La Habana, y el artista Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en sus múltiples visitas al estudio.

Pero el estudio no es solo un lugar para el trabajo y la expo venta de obras. También es sede de un proyecto comunitario liderado por la ceramista. Los sábados alternos la pintora les transmite a las nuevas generaciones sus saberes en torno al arte, el costumbrismo y el humor.

El taller comunitario Pincel con alma de beso está dirigido a la creación, motivación, creatividad y la apreciación estética de niños cuyas edades oscilan entre los seis y los doce años.

LA MEMORIA LOCAL EN FORMA DE ESCULTURAS

La Plaza del Carmen se ha convertido en lugar sui géneris por sus esculturas de personajes locales, sus jarrones y sus bancos. Precisamente, en uno de esos bancos conocimos a Norberto Subirats Betancourt, octogenario camagüeyano a quien Martha inmortalizó a través de la escultura de El lector sentado en un taburete de barro y marmolina molida.

Un día del año 2002, la autora del Conjunto escultórico descubrió al anciano leyendo el periódico cerca de la Plaza. Recuerda el señor que tuvo que modelar durante un mes, en el que permaneció sentado varias horas diarias sobre una plataforma de madera.

Para él es lo más grande que le ha podido suceder en la vida. Cada día lo interpelan sobre la experiencia turistas de California, Los Ángeles, Rusia, España y, por supuesto, de su Cuba querida.

El señor que interpretó al Carretillero falleció hace un tiempo, pero sus vecinos siempre lo recordarán cada vez que pasen por el lado de la escultura. Los novios y las chismosas no retratan a nadie en particular, son la fusión de varias personas de la comunidad.

Una colega le pregunta a Martha por qué son tres chismosas frente a una silla vacía. La escultora, sonriente, explica que con la silla quería iniciar una leyenda y lo logró. Hoy muchas personas se sientan en ella y piden un deseo con la esperanza de que se lo concedan. La silla ha devenido símbolo de los sueños y esperanzas.

Las chismosas no siempre fueron obras de gran tamaño. Con esta pieza en pequeño formato Martha obtuvo un importante premio otorgado por la UNESCO durante una de las ediciones de la Feria Internacional de Artesanía, Fiart. A partir del lauro, la Oficina del Conservador, a propuesta del escritor Roberto Méndez, le propuso realizarlas en gran escala para su emplazamiento en la plaza.

Ya las esculturas de Martha no serán de barro, un elemento fundamental para la identidad de los principeños por su importancia en la construcción de viviendas y la confección de tinajones, ladrillos y techos de tejas.

Este conjunto escultórico le ha dado fama internacional a la Plaza del Carmen. Por eso las esculturas bien merecen ser fundidas en bronce para que perduren por los siglos de los siglos y sigan dándole a la plaza un atractivo único.

Esas esculturas fueron emplazadas en las proximidades de la Iglesia del Carmen, joya arquitectónica del Camagüey, por constituir un ejemplo de la sobria arquitectura barroca. En uno de los extremos del templo hoy radica la Oficina del Historiador de la Ciudad, con la cual Martha mantiene excelentes relaciones profesionales.

Muchas son las razones para visitar esta plaza, considerada como el segundo Conjunto Colonial más conservado de la cuarta villa cubana, fundada por los españoles hace cinco siglos.


Autor: Maya Quiroga
Fuente: Cuba Ahora