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Castigo de la belleza

La violencia de género ha sido abordada desde diferentes disciplinas con múltiples enfoques. Psicólogos, sociólogos, juristas y otros intentan captar la esencia del asunto para manejar su expresión, entenderla, denunciarla y atenuarla en alguna medida pero lo cierto es que este tipo de violencia se manifiesta aun con mucha fuerza en la sociedad actual.

El arte como medio de expresión no ha quedado indiferente ante el tema, entre otras razones porque muchos de sus exponentes son mujeres que han tenido que luchar contra este flagelo, convertido a su vez en motivación, quedando como grito imperecedero de inconformidad y lucha, que no obedece a una tendencia feminista a ultranza sino a la necesidad de respetar el lugar que la mujer ha ganado en la historia de la humanidad.

Martha Jiménez, artista que en su particular forma de hacer aborda la realidad de la mujer cubana, trasciende fronteras desde la pintura, la escultura y la cerámica para hacer universales a mujeres comunes que asumen sus retos cotidianos con sabiduría, humor y con la gracia única de quien se sabe poseedora de una enorme riqueza espiritual. Su obra caracteriza a una mujer voluminosa y a la vez ligera, que se sobrepone a su tradicional rol de madre y esposa para elevarse tras sus sueños y anhelos desbordando sensualidad.

En su arte se acentúa ese estado vivencial de fémina soslayada por una sociedad con logros pero aun machista, donde sobreviven códigos que impiden la igualdad de género como hecho incuestionable de la modernidad y el desarrollo. A partir del redimensionamiento semántico de lo común Martha construye un discurso donde confluyen la búsqueda de identidad, la insularidad y lo femenino como conceptos estéticos válidos para el necesario proceso de reivindicación de la mujer, protagonista de una sociedad y de una época que ya hizo suya hace mucho tiempo.

Desarrollo

En el contexto de las relaciones interpersonales la violencia de género se manifiesta como un aspecto social que deshumaniza y deriva en la disminución de la escala de valores de las disímiles sociedades. Es un fenómeno sociocultural latente, que no solo genera la desvalorización del ser humano como ente social, sino que contribuye al deterioro de la conducta humana, incidiendo en la malformación de las nacientes generaciones, en la falta de convicción de igualdad social y en la medida que se acrecienta se ramifica a diferentes sectores y aparece enmascarada en formas más sutiles pero igualmente denigrantes.

El concepto de mi obra se torna invariablemente reflexivo en torno a la defensa de la mujer en los distintos roles que desarrolla, dentro de cualquier sector social y desde cualquier situación filantrópica. En ella aúno la mayor cantidad de elementos, que validan a la mujer como madre, esposa, profesional, partiendo de su condición primera: ser humano y la obligación de ser tratada como tal.

Me pronuncio en contra de la explotación, la prostitución y la agresión a la mujer, desde los lenguajes plásticos que practico, como la pintura, la escultura, el grabado y la cerámica. En estos soportes se evidencia no solo el motivo visual que defiendo, que es la mujer en su autodefensa, sino que insto ineludiblemente a la reflexión de la humanidad mediante los códigos del Arte.

Los distintos estereotipos que han diferenciado a la mujer del resto de los demás seres sociales constituyen, en cierta medida, las premisas por las cuales desde el aspecto psicológico se han asumido posturas agresivas contra ella. De esta concepción nace mi obra Castigo de la belleza, en ella se evidencia mediante un conjunto escultórico, como de un modo violento se pretende hacer bella a una mujer. La pieza describe a una muchacha sentada en una silla, atada por la cintura y otra chica detrás que tira bruscamente de sus cabellos, obedeciendo al viejo axioma de que para ser bella hay que sufrir. Esta idea explora disímiles actitudes triviales que se han adoptado tomando como pretexto la belleza femenina. En la actualidad se puede constatar como muchas féminas son acicaladas en contra de su voluntad, con la idea de alcanzar algún beneficio económico o status social, o como simplemente procuran verse hermosa, para complacer a otros, subordinando a un segundo plano sus verdaderas pretensiones.

Pronunciarse en contra de la violencia de género es una postura digna de hacer prevalecer en los derechos de los ciudadanos de cada territorio, sin embargo aún no es un criterio que pragmáticamente haya sido favorecido del todo en los países de Latinoamérica y del mundo. Es la mujer ese ser que proporciona vida y se dedica por entero a otro, es la persona capaz de sacrificarse y defender al hijo indefenso, dispuesta a transitar por cualquier situación extrema. Es la mujer la persona dispuesta a amar intensamente, entonces es inadmisible que sea agredida.

La serie escultórica La colmena es otra cuerda discursiva mediante la cual me proclamo en contra de la violencia de género. Es una serie compuesta por piezas donde siempre aparece una mujer que cuida de una colmena. La represento laboriosa, lo cual se traduce como el afán de salvaguardar y alimentar a sus hijos. La colmena es la propuesta en la que ahondo en la esencia de la mujer como profesional competente para realizar con eficacia un oficio cualquiera y apta para sentir entrega al realizarlo, demostrando sentido del sacrificio y el trabajo, con derecho a la necesidad de reconocimiento.

Una de las cerámicas perteneciente a esta serie, muestra a una mujer con una parte de su seno fragmentado, que ofrece en una bandeja como quien brinda lo más dulce de sí, que es la maternidad. Esta señora, sentada sobre un gavetero, posee diversos pedazos de sus senos fragmentados, aludiendo a la idea de complacer y actuar con benevolencia para con los otros. Sin embargo posee una maya que cubre su rostro como símbolo de protección, de prevención, de cuidado en esa colmena, relacionada con los avatares de la vida. Alrededor de este concepto se encuentra la cerámica que representa la idea de una mujer sentada con una reja protegiendo su parte intima en forma de manzana, la protege de cuerpos masculinos que intentan acceder a ella. En esta pieza la proyección es exclusivamente en contra de la violencia sexual.

Sobre esa cuerda de la autodefensa se encuentra la obra pictórica Desafío. Es una obra que muestra matices que armonizan diametralmente entre sí y con la idea de belleza de una mujer que se sabe hermosa, dueña del universo por una femineidad sin límites, por una delicadeza y sensualidad extremas, pero al mismo tiempo con una tijera en su mano izquierda como anuncio de defensa ante la violencia física o doméstica, en postura estilizada y a la vez retadora.

Perteneciente a la serie Anhelo de mi madre, que tiene como motivo visual indispensable la máquina de coser, es la pieza denominada Puro desde la simiente, que representa a una mujer con una máquina de coser entre sus piernas. Su rostro muestra agotamiento, trabajo excesivo, traducidos como violencia laboral. Sin embargo, el cabello ondulado y horizontal expresa fuerza, su deseo de emancipación inminente y el derecho a la no explotación en el trabajo.

El circo es otra de las series donde se pueden apreciar conceptos especiales, alineados a la postura que debe asumir la mujer ante sus retos y sacrificios. Es una serie donde ella es valorada como un ser social que teme, pero no se amilana, que tiene adversidades, pero las enfrenta, que tiene sueños, mas lucha por ellos a merced de los riesgos, y que además sufre, pero trata de reponerse.

En este sentido se encuentran obras como el lienzo Cuerda floja, La danza de Olimpia, la pieza de cerámica La equilibrista y la pieza titulada Sin límite, (carboncillo con aguada) donde se perciben mujeres asumiendo retos y riesgos, con ecuanimidad y valentía, mujeres sometidas al sacrificio, pero superándolo con vehemencia y demostrando su capacidad intelectual, su integridad física y la necesidad de ser valorada y respetada por sus condiciones y aptitudes.

La violencia de género es un tema que se ha abordado en diversos certámenes del arte, la ciencia y la cultura, sin embargo aun no es suficiente. A partir de mi creación expongo una problemática que permanece afectando la igualdad entre el hombre y la mujer, expresando el valor excelso que tiene la mujer, digna de ser reconocida a pesar de las limitaciones físicas, psicológicas y culturales que pueda tener. Con mi arte me pronuncio rotundamente en contra de que se abuse, se sea injusto, deshonesto, despectivo y mucho menos agresivo con las mujeres. Decir mujer es decir maternidad, que es a su vez pronunciar las palabras amor y vida.

El Arte en Cuba ha sido proyectado no como tendencia elitista que solo pocos puedan disfrutar Para hacer de él un fenómeno inclusivo se trazan políticas a nivel gubernamental que permitan mostrar las distintas manifestaciones y crear espacios cercanos a la comunidad que se conviertan en elementos proactivos y transformadores del espíritu local, permitiendo que el espectador interactúe con las propuestas artísticas, correspondiendo con las tendencias del Arte Contemporáneo. En el caso de mi creación, se encuentra a disposición del público en un espacio galerístico reservado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey en la Plaza del Carmen, donde está enclavado el Conjunto Escultórico del mismo nombre, obra de mi autoría declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un espacio gratuito donde se recibe, además, información sobre la obra, pudiendo apreciarla cercana y directamente. Es mi sencilla contribución a la lucha por la igualdad de la mujer en todos los sentidos, mi proclama contra la violencia de todo tipo ejercida sobre ella y la expresión genuina de la voluntad de un país a favor de la cultura y su poder de transformación social.

Ponencia de Martha Jimenez
LASA 2015